lunes, 28 de septiembre de 2009

Utopía, de Tomas Moro

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Fragmento
Por eso Platón, con una bellísima comparación, explica por qué los sabios se mantienen alejados de los negocios públicos. Cuando ven a la multitud que se esparce por las calles bajo un chaparrón y no consiguen persuadirla de que se ponga bajo techo, percatándose de lo inútil que es salir y mojarse como los demás, se quedan en casa, contentos de hallarse a cubierto, ya que no pueden curar a los demás de su estupidez. No menos cierto me parece, amigo Moro, --para no ocultarle mi punto de vista-- que donde exista la propiedad privada, donde todos se midan por el dinero en todas las cosas, apenas se podrá lograr nunca que el Estado se rija equitativa y prósperamente, a menos que consideremos que está regido con justicia un Estado en el cual lo mejor pertenece a los peores, o que está dichosamente gobernado un país en el cual unos pocos se reparten todos los bienes, gozando de todas las comodidades, al paso que los más yacen en la miseria.
Así juzgo razonabilísimas y perfectamente legítimas las instituciones de los utópicos a quienes unas pocas leyes bastan para asegurar un excelente gobierno, donde el mérito es recompensado, donde la distribución igualitaria posibilita que todos disfruten la abundancia general. Al comparar esas costumbres con las de nuestros países, donde siempre se están promulgando leyes para la buena administración, pese a lo cual nunca se alcanza ésta suficientemente, donde cada uno llama `suyo' a lo que posee y todas las leyes susodichas no bastan para adquirir ni para asegurar los bienes, ni para deslindarlos de los otros, quienes también aducen sus derechos de propiedad privada --prueba de lo cual es el sinfín de pleitos que incesantemente surgen y que no acabarán nunca; cuando considero todo eso, digo, le doy la razón a Platón, no extrañándome de que rehusara hacer leyes para quienes no aceptaran la división equitativa de los bienes entre todos. Aquel hombre lleno de prudencia preveía con claridad que no hay más medio de salvar a un pueblo que la igualdad de bienes, cosa que no veo cómo pueda lograrse mientras exista la propiedad privada.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Tao Te Ching, de Lao Tse

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I.
El Tao que puede conocerse no es el Tao.La sustancia del Mundo es solo un nombre para el Tao.Tao es todo lo que existe y puede existir; El Mundo es solo un mapa de lo que existe y puede existir. Las experiencias externas sirven para sentir el Mundo, Y las experiencias internas, para comprenderlo.Los dos tipos de experiencia son lo mismo dentro del Tao; Son diferentes solo entre los hombres.Ninguna experiencia puede contener al TaoEl cual es infinitamente más grande y más sútil que el Mundo.
XVII.
Los mejores gobernantes son apenas conocidos por sus vasallos;Los siguientes mejores son amados y alabados;Los siguientes son temidos;Los siguientes despreciados:No tienen fé en sus vasallos,Por tanto, sus vasallos tampoco tienen fé en ellos.Cuando el mejor gobernante alcanza su objetivoSus vasallos lo celebran como si fuese el objetivo de ellos mismos.
XX.
No conozco nada y nada me preocupa.No veo diferencia entre sí y no.No veo diferencia entre bien y mal.No temo aquello que la gente teme en la noche.La gente está feliz como en una fiesta suntuosaO jugando en el campo en primavera;Pero yo permanezco tranquilo y vagabundeando,Como un recién nacido antes de aprender a sonreir,Solitario, sin hogar.La gente tiene lo suficiente y para compartir,Pero yo no poseo nada,Y mi corazón es ignorante,turbio y ensombrecido.La gente está rediante y segura,Mientras yo sigo ciego y confuso;La gente es inteligente y sabia,Mientras permanezco torpe e ignorante,Sin objetivo, como una ola en la superficie del mar,Sujeto a nada.