Los Cuentos de Edgar Allan Poe (1809-1849), en la exquisita traducción de Julio Cortázar, nos sumergen en un inquietante y lúgubre submundo lietrario. Imaginativo, sensorial, tétrico y sombrío, podrían ser algunos adjetivos para intentar definir estas pequeñas obras maestras de la literatura. Cabe recomendar, especialmente, los relatos policíacos del intuitivo detective Auguste Dupin.
Lo que propongo a continuación es un fragmento de su relato Berenice:
La desdicha es muy variada. La desgracia cunde multiforme en la tierra. Desplegada por el ancho horizonte, como el arco iris, sus colores son tan variados como los de éste, a la vez tan distintos y tan íntimamente unidos. !Desplegada por el ancho horizonte como el arco iris! ¿Cómo es que la belleza ha derivado un tipo de fealdad; de la alianza y la paz, un símil del dolor? Igual que en la ética el mal es consecuencia del bien, en realidad de la alegría nace la tristeza. O la memoria de la dicha pasada es la angustia de hoy, o las agonías que son se originan en los éxtasis que pudieron haber sido.