En palabras de Jorge Luis Borges: "Tal vez no sólo cronológicamente es la primera epopeya del mundo; diríase que todo está ya en este libro babilónico". El poema de Gilgamesh es un escrito que data del año 3.700 a.C. Los fragmentos de las tablillas de barro cocido donde se había dejado grabadas las azañas del rey de Uruk fueron halladas en el siglo XIX, en la región perteneciente a Mesopotamia. Cientos de historiadores y eruditos han ido dando forma al poema para descifrar esta apasionante obra escrita en lengua acadia, teniendo ésta su origen en cinco poemas sumerios antiguos.
El poema trata de la eterna lucha del hombre con la muerte. Su protagonista, el rey Gilgamesh (el que ha visto lo Profundo) se lanza en busca de la inmortalidad realizando en su camino grandes hazañas y proezas memorables. La gran moraleja de este poema épico, imprescindible en cualquier biblioteca, es como el hombre consigue la inmortalidad en lo que podría ser "la vida de la fama" de la que luego hablaría Jorge Manrrique, es decir, auqnue uno muera, la obra que deje le hará inmortal.
Muchos estudios han relacionado las aventuras de Gilgamesh con otros escritos clásicos: El Diluvio (muy similar al Diluvio Universal de la Biblia), es un buen ejemplo. Y hay cientos de paralelismos de cómo estas tablillas pudieron influenciar a otras culturas, la Grecia clásica entre ellas.
El que ha visto lo Profundo, los cimientos del país,
que conocía ..., era sabio en todas cosas.
Él, en todas partes ...
y aprendió de todas las cosas la suma de la sabiduría.
Vio lo que era secreto, descubrió lo que estaba oculto,
volviendo a traer un relato de antes del Diluvio.
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